¿Podrían dos de los clavos utilizados para crucificar a Jesús haber sido descubiertos en una tumba de 2.000 años de antigüedad en Jerusalén?. ¿Y podrían haber desaparecido misteriosamente durante 20 años, para acabar apareciendo por casualidad en un laboratorio de Tel Aviv?.
Esa es la premisa del nuevo documental “Los Clavos de la Cruz” del veterano investigador Simcha Jacobovici, que incluso antes de su estreno ha provocado un vivo debate en Tierra Santa. La película sigue tres años de investigación durante los que Jacobovici presenta sus argumentaciones: algunas basadas en datos empíricos, otras necesitadas de mucha imaginación y un salto de fe.
El investigador afirma que el descubrimiento es histórico, pero la mayoría de expertos contactados por Reuters lo desestimaron por inverosímil, y algunos lo calificaron de ardid publicitario.
Durante siglos se han presentado muchas reliquias antiguas, como otros clavos que supuestamente se remontan a la crucifixión, como relacionadas con Jesús. Muchas fueron consideradas falsas, mientras que otras fueron aceptadas como sagradas.
Jacobovici, que ya suscitó un debate con otra película que afirmaba revelar la tumba perdida de Jesús, dice que este hallazgo difiere de otros por su contexto histórico y arqueológico.
“Lo que estamos trayendo al mundo es el mejor argumento arqueológico presentado jamás de que se han encontrado dos de los clavos de la crucifixión de Jesús”, dijo en una entrevista, con su característico gorro de lana. “¿Sé al 100% que sí, que son ellos? No”.
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