Una conmemoración de los últimos días de Jesús
Por Marisol Aquino
En las diferentes confesiones cristianas, la Semana Santa recuerda a los fieles de esas iglesias los últimos momentos de Jesucristo, hijo de Dios, precursor y figura central del cristianismo.
Por tal razón, en las actividades litúrgicas, rituales, penitencias y procesiones de sus seguidores no se hace más que conmemorar su sacrificio de dar su vida por la redención del pecado del hombre, viacrucis que se inició en el momento que el también llamado Mesías entró a Jerusalén a celebrar allí la fiesta de Pascua Judía.
Dicen que inmediatamente se dirigió al Templo de Jerusalén y expulsó de la “casa de Dios” a los cambistas y a los vendedores de animales para sacrificios rituales.
En la noche de Pascua, que es en la que los judíos conmemoran su liberación de Egipto, cenó con los apóstoles en lo que la tradición cristiana llama la Última Cena y en donde les anuncia a sus seguidores que sería entregado por uno de ellos, enjuiciado, azotado y crucificado.
Sin embargo, tomó pan en las manos, diciendo "tomad y comed, éste es mi cuerpo" y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino, dijo: "Bebed de él todos, porque ésta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión de los pecados".
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